Donde la perseverancia fue la clave. A donde la perseverancia me hizo daño, así que entiendo te entiendo. Entiendo esa lactancia de ensueño y entiendo esa lactancia que no se logro.
Tuve la dicha de amamantar a mi primer hijo, Fares, a termino, es decir, hasta que el quiso. Y nuestro término fueron 5 años y 1 mes, en los que el amamanto todo lo que quiso. En el que viví todas las etapas de lactancias, cada crisis, cada agotamiento, cada frustración y la superamos.
Tuve la oportunidad de aprendizaje de querer amamantar a mi segundo hijo,
Tuve la experiencia de querer inducir mi lactancia y relactar a mi bebé. Aunque mi cuerpo ya había amamantado por tanto tiempo fue muy poco tiempo de anticipación para poder ponerlo al día y fue un proceso tan intenso en el que ni mi bebé estuvo dispuesto y donde mi cuerpo me pidió que parara.
Una misma mujer dos historias tan diferentes. Y aunque todavía vivo el duelo de mi segunda historia, también estoy agradecida de todo el aprendizaje.
Les comparto un poco: Mi primer hijo nació por cesárea, se lo llevaron muchísimas horas innecesariamente, y cuando llegó conmigo no quiso mamar, tuve la dicha de poder llamar a una líder de la liga de la leche que me ayudo y oriento como perseverar en esos momentos donde parecía que no íbamos a lograr el sueño de la lactancia. No fue fácil pero en nuestra mente no había otra opción y lo logró.
En casa empezó otro reto, el dolor de pezones, lloraba en cada agarre, mis pobres pechitos sangraron, me era increíble pensar tener que después de haber pasado la intensidad de que mi bebé naciera por cesárea tener que luchar porque mamará, ¿por qué todo tenia que ser tan difícil si se suponía que todo era natural? Fui a grupos de apoyo en los que recibí el apoyo que necesitaba para superar mis dificultades y desde ese día nunca deje de llegar me volví aspirante y luego una líder de la liga de la leche.
En mi experiencia, mi hijo tenia que pasar mamando el día entero para sentirse satisfecho. Dormía una hora máximo entre tomas, y el resto era tener una criita de humano pegadito al pecho. Renuncie a mi trabajo y empecé a trabajar en casa para poder estar con él, por supuesto que no eran los mismos ingresos y beneficios. Pero íbamos, fluyendo, aprendiendo,
MI primer plan de lactancia era llegar a los 6 meses exclusivo, cuando llegamos dije los dos años mínimos que recomienda la Organización mundial de la Salud, y mientras más iba aprendiendo más me apasionaban los beneficios de que mi hijo mamo hasta que estuviera listo para dejar solito el pecho. Y eso llego hasta los 5 años y un mes, en el que un día se cayo y le ofrecí el pecho y el prefirio un abrazo que pecho. Los últimos años de nuestra lactancia experimenté agitación por amamantamiento, pero los beneficios de lactancia a término superaban cualquier sensación incomoda que yo pudiera sentir.
Fue una aventura muy hermosa, intensa y cansada de la que me siento muy orgullosa. Mi segundo hijo vino por adopción, para nuestra sorpresa era un bebé de 6 meses. Y nos enteramos una semana antes de traerlo a casa. Tan sólo supe, empecé con el proceso de inducción de lactancia. Mi hijo mayor llevaba dos años de haberse destetado. Fue empezar con medicamento, con sacaleches cada dos horas sin parar.
Mientras tanto, tuve una comunidad asombrosa de madres que me donaron su lechita materna, mi chiquito quien tenia una sensibilidad muy fuerte a la leche de vaca se beneficio de la lechita que muchísimas mamás con mucho amor nos donaron.
Mi bebé nunca había probado el pecho y aunque hicimos todos los procesos de relactación posibles, a sus casi 7 meses ya no estuvo dispuesto a probarlo. Nunca dejamos de intentar pero teníamos la opción de darle leche en diferido. Mi leche materna pero en biberón. Y el proceso de inducción a la lactancia totalmente se empieza meses antes de que llegue bebé, en mi caso tuvimos una semana, así que empezamos muy lento, al principio no hubo nada, ni siquiera gotitas, a las semanas empezaron las gotitas, a los meses ya podía en varias extracciones hacer una pachita al día, y aunque no era mucho era mi leche. Un gran y hermoso logro, que celebramos con mucho amor.
Al pasar los meses el medicamento para inducir la leche y la cantidad que estaba tomando empecé a tener efectos secundarios muy grandes. Y aunque seguí por un par de meses más, mi esposo me ayudo a darme cuenta que la cantidad de lechita que estaba generando y lo grave de los efectos secundarios era algo importante que teníamos que considerar. Así que poco a poco fui bajando la cantidad de medicamento y fui viviendo el duelo de no poder amamantar a mi segundo bebé. De no poder tener la relación tan especial que tuve con mi primer hijo. De no poderlo nutrir con mi propia leche. Y agradecí con todo mi corazón cada madre amorosa que me regalo su lechita.
La oportunidad de poder comprar leche en la farmacia cuando lo necesitamos y de haber dado una increíble lucha por amamantarlo.
Aprendí a conectarme con él independientemente del pechito, a agradecer y pedir que Dios nutra su cuerpo a pesar de no tener lactancia como alimento principal. De buscar otras formas de sanar su intestino y apoyar su crecimiento optimo.
Hoy mi chiquitín acaba de cumplir dos añitos y se siente agridulce saber que lo diferente de mis etapas con cada uno de mis hijos. De como aprendí a comprender y honrar profundamente el viaje también de cada madre, sin importar si amamantó o no. Agradezco enormemente tan grandes y crudas lecciones.
Las abrazo muy fuerte.
Luisa Araneda,
Partera, asesora de lactancia, líder de la liga de la leche y mucho más.
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